La expectación era máxima. Tras año y medio (desde 'Anclados', en mayo de 2015), Telecinco decidía estrenar un nuevo título de ficción. Para tal ocasión, Mediaset decidió apostar fuerte: una trama adaptada de un best seller de Nieves Herrero con una pareja de infarto: Rubén Cortada y Blanca Suárez.
Las guerras internas de las élites en la posguerra sirven de escenario para una historia de amor prohibido, la cuál debería cimentarse en la química desbordante entre sus protagonistas. Pero no es así. Los responsables decidieron que Cortada debía encarnar a Serrano Suñér por su imponente figura, ya que se necesitaba de alguien que acaparara la atención de todos los presentes como lo hacía el ministro. Esto se consigue a medias, puesto que el actor no logra transmitir con sus palabras todos los matices que requiere el personaje.
Por su parte, Blanca Suárez logra una más que correcta interpretación de Sonsoles de Icaza, brillando con mayor fuerza en las escenas que comparte con Javier Rey (que interpreta al diseñador Cristóbal Balenciaga). Su brillo en la mirada es uno de los puntos fuertes de la ficción, consiguiendo momentos que dotan a la miniserie de la fuerza que necesita.
Pero la mayor sorpresa recae en el matrimonio Franco-Polo, al que dan vida Javier Gutiérrez y Pepa Aniorte, respectivamente. Una vez superado el impacto de ver al galardonado actor caracterizado del dictador, Gutiérrez convierte cada secuencia en la que aparece en un momento cumbre del episodio. Aniorte, por su parte, le otorga a la trama ese necesario punto de humor agrio a la trama para quitarle dramatismo.
La serie encuentra en los secundarios la solvencia que necesita, destacando a Verónika Moral, Cristina de Inza y Pepa Rus. En el aspecto técnico, la cuidada elección de vestuario y música son dos puntos a favor que demuestran el mimo con el que Telecinco ha tratado a la ficción. Por el contrario y como es habitual en las series de Mediaset, la iluminación es excesiva, lo cuál lastra a la producción en algunos momentos.
La serie encuentra en los secundarios la solvencia que necesita, destacando a Verónika Moral, Cristina de Inza y Pepa Rus. En el aspecto técnico, la cuidada elección de vestuario y música son dos puntos a favor que demuestran el mimo con el que Telecinco ha tratado a la ficción. Por el contrario y como es habitual en las series de Mediaset, la iluminación es excesiva, lo cuál lastra a la producción en algunos momentos.
'Lo que escondían sus ojos' también demuestra que, aunque los tiempos cambien, algunas situaciones se repiten. Cuando ambos protagonistas se conocen, Sonsoles le reprocha al ministro el ninguneo que sufre la cultura por parte de los dirigentes. Una reflexión que bien podría extrapolarse a la actualidad, donde 75 años después se siguen repitiendo los vicios de los que una vez se creyeron dueños de todo.
El primer capítulo comienza bien, con una correcta presentación de los personajes, pero se va desdibujando según avanza debido a la aburrida guerra de espías. Algo que remedia el cliffhanger final, el cuál deja en el espectador un buen sabor de boca. En definitiva y pese a los detalles sin pulir, 'Lo que escondían sus ojos' aprueba y se sale de los clichés de telenovela para contar una historia de amor con identidad propia.
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