jueves, 17 de septiembre de 2015

Mamá, yo de mayor quiero ser ilustre ignorante


Siempre, desde muy pequeño, tuve claro que quería ser periodista. Vocación, dicen. Mi madre, resignada (siempre quiso que fuera cocinero o vulcanólogo), lo acabó aceptando. Pero un día hace no mucho, a mis 20 años, descubrí que no, que el periodismo estaba bien pero que en esta vida lo mejor que se podía ser era ignorante. Pero no un ignorante cualquiera, no, yo quiero ser un ilustre ignorante.

Poco a poco, sin levantar excesivo ruido, este loco programa se ha ido erigiendo como el buque insignia de Canal+ (perdón, de Movistar+). Estrenado el 28 de noviembre de 2009, 'Ilustres ignorantes' se ha consolidado como uno de los referentes del humor catódico patrio. Probablemente, el directivo que dio el visto bueno a semejante locura nunca podría imaginar que ese extraño programa ganaría un Premio Ondas en 2014 o que sería reconocido como uno de los mejores espacios televisivos actuales. Porque, ¿quién se podía imaginar que juntar a tres balas perdidas con un par de amigos para hablar de cosas absurdas podría funcionar en la TV actual? Aunque claro, no son tres balas perdidas cualquiera. Javier Coronas, Pepe Colubi y Javier Cansado son tres profesionales con años de experiencia y más tablas que IKEA.

La mecánica del programa es sencilla y esa es una de sus principales virtudes, dado que no se pierde en complicaciones. Presentación del tema del que se va a hablar a través de una escena de una película o serie y al lío. Otro punto a favor es que el concepto escogido es simple y conocido por todos, por lo que la gente se puede sentir identificada cuando se habla de él. Coronas, el capitán, reparte el juego y comienza el desmadre. Cansado abre fuego con sus teorías históricas que encandilan al público y, después, es el turno de los famosos invitados.

Ellos son uno de los elementos fundamentales del espacio, ya que deben de tener arte y salero para tirarse a la piscina y seguir con el juego. Algunos de los que mejor juego han dado fueron Ángel Martín, Jorge Garbajosa, Marta Fernández, Raúl Cimas, Pepín Tre o Pablo Puyol, que en una de las últimas entregas se reía de su paso por 'UPA Dance'. Porque, al fin y al cabo, son como niños traviesos que sólo buscan pasar el rato con sus ocurrencias. Y, por último, llega el gran Colubi, con su cabeza repleta de sexo, traumas y salvajes ocurrencias que suelta sin filtro. Un acierto contraponer la (supuesta) seriedad de Cansado junto a la brutalidad de Colubi, aliñado por la rapidez de reflejos de un siempre brillante Coronas.

Ahí estriba uno de los éxitos de 'Ilustres ignorantes': el cuidado descontrol. Aunque el programa tenga una escaleta muy marcada, carece de corsés ni ataduras y cada cuál es libre de tirar por donde vea y que salga el sol por Antequera. En una época donde la corrección política rige nuestras vidas, que cinco personas se reúnan para hablar de temas cotidianos sin cortapisas es como encontrar un oasis en el desierto. Porque, además, practican todo tipo de humor: rápido, negro, verde, blanco..  Ninguno se les resiste porque son seres inteligentes (aunque nos quieran hacer creer que no) y saben como meterlo para que no desentone. Ni astronauta ni médico ni bombero, cuando tenga un hijo, yo quiero que sea ignorante, ilustre ignorante.

Y, como regalo, os dejo con mi entrega preferida.

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