sábado, 5 de noviembre de 2016

'Fort Boyard', el programa para el que España no estaba preparado

2016 se ha convertido en el año de las conmemoraciones televisivas. 20 años del estreno de 'Caiga quien caiga', una década del inicio de 'El hormiguero', el tan celebrado 15º aniversario de 'Operación triunfo'... Pero la nostalgia es una compañera olvidadiza y, a veces, borra de la memoria cosas magníficas que en su momento no supimos valorar. 

Telecinco aprovechó el verano de 2001 para lanzar 'Fort Boyard', un programa que estaba triunfando en Francia. La mecánica consistía era sencilla: dos equipos tenían que conseguir pasar diversas pruebas físicas y de habilidad para alzarse con el premio final. El escenario era el fuerte que da nombre al espacio, una fortaleza en medio del mar que dotaba de gran espectacularidad al programa.



Para conseguir la victoria, los participantes tenían que ir pasando por las estancias del fuerte, donde les aguardaban todo tipo de retos: desde lidiar con todo tipo de animales a superar exigentes retos que ponían a prueba sus capacidades y su templanza. La emoción estaba asegurada, dado que los guionistas del programa arriesgaban y creaban grandes momentos.

Un programa de estas características necesitaba un maestro de ceremonias a la altura y Telecinco escogió a Paula Vázquez (¿en serio no hay ningún programa para ella, señores directivos?) para esa labor. Como compañero de aventuras, la cadena contrató a Felisuco, uno de los cómicos de moda del momento gracias a 'El informal'. El trío de presentadores lo cerraba el actor Óscar Ladoire, que encarnaba a un hechicero que ejercía de consejero de los concursantes.

'Fort Boyard' no fue un éxito de audiencias pero representó una forma diferente de hacer entretenimiento: más visual, más emocionante. España no estaba preparada para ese tipo de formatos en aquel momento (como tampoco lo estuvo para 'La noche de los castillos') y su elevado coste los hizo desaparecer del mapa. Pese a que no triunfó, 'Fort Boyard' significó explorar nuevos caminos y, aunque no saliera bien, se agradece cuando las cadenas intentan innovar y apostar por cosas diferentes. Ojalá las cadenas volvieran a ese espíritu, a intentar sorprender con nuevas ideas.

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