martes, 6 de septiembre de 2016

Nadie os pidió que fuerais Charlie

Sorprendentemente, se ha formado una gran polémica por una viñeta de 'Charlie Hebdo'. No es la primera de este año; ya hubo otras con caricaturas como que teorizaba sobre si Aylan se habría convertido en un violador. Este hecho no debería ser noticia ya que, como revista satírica, esa es una de sus funciones: crear revuelo, molestar. Como dice Edu Galán, uno de los fundadores de Revista Mongolia, "para una revista satírica es fundamental faltar al respeto".

La viñeta en cuestión tiene como centro de la broma el terremoto de Amatrice, a cuyas víctimas compara con diversos platos italianos. Automáticamente, los defensores del orden y el buen gusto han puesto el grito en el cielo ante lo ofensivo de la broma y se han cuestionado si hicieron bien apoyando a la revista cuando sufrió los ataques a principios de 2015.

No voy a analizar si es graciosa, oportuna o acertada la caricatura. Creo que es más interesante observar las reacciones de los defensores de la moral y la dignidad para comprobar su sangrante hipocresía. Los mismos que se ponían de foto de perfil en todas sus redes sociales aquello de 'Je suis Charlie' ahora reniegan de haberlo hecho y se preguntan qué es lo que de verdad apoyaron.

Claro, porque nadie sabía que Charlie Hebdo es una revista satírica especialmente ácida y crítica que lleva años haciendo chistes contra todo y todos (más o menos acertados). Muchos diréis que apoyabais la libertad de expresión (los mismos que ahora dudan sobre si no se merecían dicha matanza) pero mentís y lo sabéis.



Lo único que queríais era enseñarle al mundo lo comprometidos que estáis con las desgracias que ocurren. Buscabais mostrar lo solidarios que sois y la enorme pena que os da el sufrimiento ajeno. En definitiva. pretendíais masturbaros emocionalmente ante miles de desconocidos para reafirmar lo geniales que sois.

Por supuesto, en ningún momento reflexionasteis acerca de lo ocurrido ni valorasteis lo importante de la libertad de expresión y de prensa ni os preguntasteis en qué sociedad enferma vivimos donde la gente muere por dibujar chistes.

No.

Sólo quisisteis ser Charlie porque era la moda. Igual que os compráis una chaqueta amarilla o seguís a un grupo. Nunca os cuestionasteis si Charlie representaba vuestros valores morales porque lo importante era demostrar de la forma más ostentosa vuestra tristeza. Obviamente, todos estamos en contra de este tipo de ataques pero lo sorprendente es observar como, en aquel momento, os desvivíais por defender la importancia de la libertad de expresión mientras ahora os escandalizáis y pedís su censura por ejercer el mismo derecho que antes reivindicabais.

Nadie os pidió ser Charlie, igual que nadie os ha pedido ahora que dejéis de serlo. Estaría bien reflexionar, por ejemplo, cuál es la razón por la que, tras el atentado de París, muchos se pusieron la bandera de Francia de fondo de su foto de perfil; si era forma de solidarizarse o, simplemente, era una llamada de atención para recordar lo tristes que estaban.

En definitiva, sería maravilloso analizar si los lamentos en las redes sociales ante las tragedias (que parecen confeccionados con una plantilla, el mensaje siempre es el mismo, como si lo importante fuera ponerlo sea lo que sea lo que haya ocurrido) son reales o movimientos hipócritas para que el mundo no se olvide de que seguís ahí que se vuelven en contra cuando, tiempo después, uno se da cuenta que defendió (por postureo) algo con lo que no está de acuerdo.

PD. De regalo, un fragmento subtitulado de Anthony Jeselnik que trata sobre las personas que hacen chistes de tragedias en las redes.

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