miércoles, 7 de septiembre de 2016

El 'caso Diana Quer' o cuando el morbo inunda la televisión

Es sorprendente, lo sé. Algo totalmente inesperado, inaudito. Pero ha vuelto ha ocurrir. Las cadenas de televisión han aprovechado (de nuevo) un suceso trágico para hacer un circo y exprimir al máximo el morbo con el único objetivo de empezar el curso con buenos índices de audiencia. El 'caso Diana Quer' ha sido la última excusa que han tenido los medios para sacar sus armas más sensacionalistas y competir por quién da los detalles más innecesarios escabrosos.

En la dura pugna que mantienen los canales de televisión, Antena 3 (sí, la que se autoproclama 'cadena blanca') se ha puesto en cabeza gracias al especial que emitieron el pasado miércoles de madrugada. El espacio comenzó con una introducción al caso que emulaba a los famosos planos de 'La isla mínima' para darle más tensión al asunto, una comparación que no parece muy acertada teniendo en cuenta el argumento de la película. Pero esto sólo era el principio, así que no os indignéis tan pronto.



El espacio transcurría entre testimonios lacrimógenos (e innecesarios) de familiares y amigos y un repaso a las fotos que subía a las redes sociales con música de película de miedo de fondo. Pero eso no era lo mejor, no porque, mientras todo esto ocurría, la voz en off recordaba que no era nada "discreta" vistiendo. Otro de los grandes momentos de este documental fue cuando, al recordar que Diana había estado con chico la noche de su desaparición, enseñaban imágenes en las que aparecía con diferentes hombres mientras de fondo se recalcaba que "estaba con un chico que no era este (foto) ni este otro (foto)".

El (¿)documental(?), de media hora de duración, lanzó diferentes hipótesis sobre qué le podría haber ocurrido a Diana pero no aportaba (más allá de una conversación de Whatsapp) ninguna pista relevante sobre su paradero. Al revés, su única intención fue regodearse en las publicaciones en redes sociales de la joven e investigar en su vida privada, con un estilo más propio de 'Sálvame' que de 'Salvados'.

Pero esta práctica no es nueva. Nieves Herrero fue quién alcanzó el culmen del sensacionalismo, cuando se trasladó a Alcasser para realizar desde allí su magazine tras el hallazgo de los cuerpos sin vida de las tres jóvenes desaparecidas. La presentadora montó un lamentable espectáculo (del que se ha disculpado en múltiples ocasiones) en el que valía todo, desde familiares rotos abrazando fotos de las asesinadas a un público que pensaba que estaba en un concurso.

En los últimos tiempos, el trono de la basura se lo había ganado 'Está pasando'. Aquel magazine vespertino que decidió que, el día después del accidente aéreo de Spainair, era una buena idea grabar el mismo trayecto que cubría el avión mientras enfocaba a las afectadas azafatas y los restos del avión en la pista de Barajas. Aunque pusieron el listón alto, las cadenas se intentaron superar posteriormente con casos como el de Asunta o el de Marta del Castillo.

Pero, ¿para qué sirve esto? ¿Qué aporta el desgranar, ante millones de personas, las miserias de gente que está sufriendo una tragedia? ¿Cuál es el objetivo final de retorcer datos, testimonios y lágrimas hasta el extremo? El share, ni más ni menos. Porque todo este show, al que los allegados se prestan víctimas del desconcierto y la rabia, sólo es una competición para ver quién consigue ser primero, cueste lo que cueste. La televisión, el periodismo y, sobre todo, los afectados no merecen esto.

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